Viajar primero te deja sin palabras
y luego te convierte en narrador
Siempre que veía imágenes de Alsacia me enamoraba de ellas: casitas de cuentos de hadas pintadas de luminosos colores, con flores colgando de sus balcones pintando sus fachadas, asomadas a caudalosos ríos que reflejaban su imagen como si fuera un hermoso espejo componiendo unas estampas que enamorarían a cualquiera, no solo a mí, que confieso que soy muy enamoradiza.
Y varias veces habíamos dejado atrás ciudades de esta región francesa en nuestro camino hacia algún otro rincón de Europa buscando otros destinos más lejanos para los que el tiempo era importante.
Luego llegaron imprevistos o viajes soñados largo tiempo por otros así que fui posponiendo este destino.
Y ahora que la jubilación de Angel me permite dividir mis vacaciones en dos periodos, de verano, en el que elijo destinos más cercanos a los que podemos viajar en autocaravana, y de invierno en el que cruzamos continentes o mares hacia lugares mucho más lejanos, ahora, parecía haber llegado el momento.
Su preparación no fue muy compleja. Contaba con bastante información, pero lo cierto es que casi a la vez tuve que elaborar el perfil de la ruta de nuestro destino de noviembre, que sí era más complejo al tener que componer una especie de puzle donde tenían que encajar múltiples piezas diferentes, por lo que manejar ambas preparaciones se me hizo algo más complicado, porque cada vez me ocurre con más frecuencia que puedo abarcar menos.
Contenido del relato:
- Destino a tres: Estrasburgo
- Pueblos de cuento: Oberrnai, Barr, Selestat, Blienschwille-Kientzheim-Kaiseberg-Riquewihr.
- De la nobleza al pueblo: Berheim, Castillo de Haut/Koenisgsbourg-Ribeauville-Ruta de las crestas-Turkheim.
- La Luz, el color y la armonía: Eguisheim, Colmar
- El epílogo del cuento: Colmar-Roufach-Gebwiller-Ecomuseo de Alsacia (Urgersheim)-Thann
- Regresamos a Casa.
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Carretera y Manta